martes, 20 de abril de 2010

Bitácora: San Sebastián (11/04/2010).

Aprovechando que la previsión del tiempo para ir al norte era buena, abrimos plan de vuelo a San Sebatián desde Cuatro Vientos. Tres razones para ello: nunca antes había estado en el aeropuerto de Hondarribia, se come bien y sobrevolar la costa del norte de España es espectacular (os remito al primer tour VFR por España dentro de la categoría "Bitácora"). Me acompañaron Rocío y Natalia. Este año el cielo no nos había dado tregua para ir al norte, y esta era nuestra oportunidad.
Llenamos el depósito, nos autorizaron a rodary despegar y, al aire. Abandonando el área de control por Boadilla ascendimos a 7.500 pies para atravesar la sierra de Guadarrama, pasando por el embalse de Valmayor, divisando a nuestra izquierda El Escorial y sobrevolando Villalba. Una vez atravesada la sierra fuimos a Segovia. Las mejores vistas de la ciudad (alcázar y catedral) las pudimos contemplar a la vuelta y gracias al sol del atardecer se podía ver estupendamente el acueducto y la sombra que proyectaba. Desde Segovia fuimos a Aranda de Duero. EL trayecto de Aranda a Vitoria lo hicimos por encima de la Sierra de la Demanda, que conservaba todavía la nieve en sus cimas. Nos metimos en el valle de la sierra hasta Santo Domingo de la Calzada y desde allí dejamos siempre a nuestra izquierda Vitoria para dirigiros directo a Lasarte, punto de control para poner rumbo al aeropuerto. Iniciamos el descenso hasta 1.000 pies sobre el terreno una vez dentro del espacio aéreo de Bilbao. En el descenso nos encontramos con las primeras formaciones de cúmulos que sorteamos sin dificultad. Nos autorizaron a aterrizar por la derecha de la pista 22. Bonita aproximación desde el mar. Viento cruzado pero escaso, establecidos algo altos (ya se sabe el respeto que imponen las montañas), full flaps, aterrizaje y parada.
Coincidimos con un CRJ200 de Air Nostrum que aterrizó antes que nosotros en visual. Intercambiamos algunas palabras con una chica de tierra de esa compañía, nada amable por cierto. Su tono y suficiencia reflejaban una más que desgraciada vida privada que la trasladaba a su vida profesional. Lo siento por los que habitualmente usan a Air Nostrum como línea para volar en esa ciudad.
Nos fuimos a pasear por La Concha y a tapear por el casco viejo. El día soleado hizo salir de sus casas a toda la ciudad, que abarrotaba la playa y los bares de tapas.
Despegamos a las 16:30, esta vez Natalia me acompañó como copiloto, pues Rocío quería dormir la siesta. Fuerte viento cruzado de la derecha, y desde la pista 22 nos fuimos al aire para deshacer el camino. La visibilidad era reducida y en cuanto llegamos a Lasarte ascendimos a 6.500 pies y regresamos a Cuatro Vientos.

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